Su trabajo como diseñador gráfico, fotógrafo, artista plástico e investigador, impulsado por una curiosidad que parece inagotable, lo ha llevado a zambullirse en mundos que van desde la gastronomía (dedicó un libro entero al sándwich nacional por excelencia, el chivito, otro al fenómeno de la cerveza artesanal), hasta el cine (es coautor de Dímelo otra vez: las mejores historias y diálogos románticos del cine de todos los tiempos), pasando por los dinosaurios o el que quizá sea uno de sus temas predilectos, los hongos, que constituyen el que se considera un tercer reino diferente al de la flora y la fauna, llamado "funga".
Para este taller, titulado La Naturaleza como fuente de inspiración, toda esa experiencia converge en una propuesta apoyada en la "pedagogía verde". A partir de un objeto del mundo natural –una pluma, una caracola, una hoja de árbol, por ejemplo–, los participantes trabajaron en dinámicas de aprendizaje disparadas por ese elemento, con un objetivo pedagógico definido. Así, la estructura de la concha de un caracol puede ser el punto de partida de un recorrido que pase por la sucesión de Fibonacci y la regla de oro hasta llegar al compás constructivista de Joaquín Torres García.
En palabras del propio Sequeira, el objetivo buscado era "poner en valor la curiosidad, la observación y la experimentación como herramientas creativas", además de explorar el "potencial educativo del entorno inmediato". De esa manera, se pueden "desarrollar líneas de trabajo que contemplen una mirada multidisciplinaria (ciencia, arte, literatura, música, etc.) y permita continuar enriqueciendo los guiones y prácticas educativas".